Caben tal variedad de expresiones, cantautores, actitudes y maneras de entender una creación y difundirla, como el discurso que acompaña a la canción misma y la contextualiza.
Los hay que con su canto, ayudan a erradicar el trabajo infantil en el mundo, a evitar que destruyan los bosques, los que en su día, ayudaron a los que objetaban a la conciencia para acabar con el servicio militar obligatorio o las guerras y hasta los que sin escrúpulos, dicen verdaderas tonterías.
El panorama es muy extenso: Está el purista. El experimental, que fusionan diferentes estilos creando nuevos géneros musicales. Los hay que consideran indispensable en los tiempos que corren, hacer uso de los medios tecnológicos a su alcance. Y por supuesto, están los que opinan todo lo contrario, cantando a capela o acompañándose simplemente de una guitarra.
Si uno se empeña en seguir hurgando, tarde o temprano llega el momento de notar diferencias en lo que hacen los cantautores con la forma y el contenido de las letras de sus canciones. Y los contrastes entonces, se hacen muy, pero muy notorios.
Ahí tenemos los “trabajos” de los grandes vendedores de discos que nos hacen pensar perniciosamente que el gran público prefiere un lenguaje que tiene su estándar en expresiones mil veces repetidas, sin ingenio, sin esfuerzo alguno para ponerle su sello personal.
Hay felizmente otros registros en los que se mueven los cantautores, esos que se aventuran al lenguaje de las calles, de los barrios, de los pueblos. Esos que saben lo que pasa más allá de los dominios del centro comercial y sus devotos. Se descubre, eso si, en estos artistas una visión personal de la realidad, la valoración de las particularidades, la necesidad de decir algo y un síntoma común: tener qué decir. Cantores populares la mayoría, con temáticas que bien pueden abordar lo romántico, lo político, lo cotidiano, lo doméstico y hasta lo de interés público.
Entre estos autores, más humanos, menos ídolos, menos “objetos del culto de las masas”, se pueden identificar algunos que dada su postura estética en lo literario y en lo musical, la actitud que acompaña su obra y sus presentaciones y el riesgo asumido, se muestran diferentes en lo que dicen y en la manera cómo lo dicen. Entre estos últimos se me ocurre citar por ejemplo a Pedro Guerra o Ismael Serrano, entre otros muchos y que son seguidores indiscutibles de los autores contemporáneos de los 70, como fueron: Bob Dylan, Leonard Cohen, Luis Eduardo Aute, Joan Manuel Serrat, Silvio Rodríguez, Vítor Jara y un largo etc…
Desde estas líneas sugiero, que hagan una buena selección sin dejarse influir por las listas de ventas y se permitan el lujo de escuchar detenidamente lo que tienen que decir estos artistas de opiniones cantadas.
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